miércoles, 20 de octubre de 2010

¡Sonó la campana del recreo!

Este espacio, se tomó un recreo. Leyó mil porquerías, vivió un par de meses intensos y con un poco de excesos, se llenó  de espacios mentales con dirección a la papelera sin derecho a reciclar. Se preguntó y se respondió. Se acostumbró a desacostumbrarse y rompió con la rutina para hacer un poco de silencio,  porque a banalidades, prefiere esta  pana que a veces es muy “Bardot”.

Me fui al exilio a coser botones y propósitos, a buscar la paz en infusiones de té y la formula dio por resultado que es mejor distraer la masa muscular pensante en cosas entretenidas, en conjugar los tiempos verbales en futuros y vivir el presente.

Comencé para parar. Comencé para  volver, este espacio y mi vida necesitan de letra y composición, de juegos, vino y  tonterías, respirar de un Itunes bipolar, llenarse de musas, moverse, oler y ver al mar quizás con algún récipe morado con un toque de adicción, si también aprender de la adición.

Volví, sin promesas de fin de año, haciendo las pases, incluso con Fito y mi odiado Drexler.

Arlequines de este tranvía, seguimos aquí…

Pd. I'm ba

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